martes, 24 de abril de 2012

De concieto: The Strange Boys - Sala El Sol (Madrid) 23/04/12


Por el gusto a la buena música, al rock&roll sin aditivos y a las bandas de verdad. Grupos, sin más. De Austin, Texas, por ejemplo. Del centro de los Estados, o de ninguna parte. Por el saber estar. Por el sabor a armónica y a piano entrelazado, entre conversaciones alegres de guitarras cuidadas. Por un bajo del carajo. Por un corazón embaquetado. Por una Sala El Sol a medio llenar. Por un lunes cualquiera y porque muchos de mis lunes se repitan bajo este mismo lema. Por amor a este arte. Por pasar una noche agradable. Por ser uno de esos tipos raros

Centro ciudad. Madrid. 22:42 pm. Ryan Sambol salta al escenario acompañado de su hermano Phillip (bajo). Luce camiseta blanca. Simple. Lisa. Greg Enlow -sus segundos brazos- y Mike La Franchi –su metrónomo-, esperan el afine decisivo. Él manda; es media banda. Entona los primeros compases de su último Live Music, presagiando una noche de presente, lejos de sencillos de otra época y enterrando esa etiqueta garajera que poco favor les hace. Suenan demasiado bien.

Rompe el ritmo y se anima con su más que conocida “Be Brave”, su mayor éxito y la culpable de dejar correr una sonrisa ante la aceptación global, seguida del “Woe Is You And Me” de su primer ábum And Girls Club.


El grupo, cómodo en su amplio repertorio de R&B, folk rock o country rock según van cumpliendo años, no reparó ni lo más mínimo a la hora de escoger temas, repasando casi de corrido su último largo. “Walking Two By Two”, “Me And You” o “Doueh” son buenos ejemplos para hablar de música y no de ruido, todo adornado con detalles, para encarar la alegre y atractiva “Night might”. Muy de otra época.

Con “Punk’s Pajamas” se demostró que el show de Pete Doherty no es difícil de ser emulado, al menos en lo que a entonación se refiere, y el propio Ryan se dejó llevar en sus lamentos cantados una y otra vez hasta completar una interesante “Omnia Boa”.

La música —sin claves o con todas, notable y necesaria para hacerte entender que conciertos de este nivel no se prodigan, te gusten o no— cruzó la barrera de la hora. El guionista decidió recrearse en su obra. Ryan, un tipo menudo, muy diestro con las manos sobre una preciosa acústica de doce cuerdas, que decora sus temas con la pulcritud y variedad de rock&roll, disfrutó con “Mama Shelter”o “Saddest”, y se destacó con una agradecidísima “Poem Party”, sin duda la mejor de la noche.


Con naturalidad y sin demasiada fuerza para encajar con el público, los cuatro tejanos encararon el bis tras tres temas consecutivos de papel sin lápiz, con aromas a The Doors, a Dylan eincluso algún que otro regusto a Jerry Lee Lewis.

Como si de un juego de niños se tratase, improvisando cambios de ritmo y de compás, y despidiendo el repertorio con “You Take Everything For Granite When You Are A Stone”, se atrevieron entonces a regalar un último esfuerzo ante un público lejano. Sales, te sientas y disparas por última vez desde el piano. Te levantas y te vas dando las gracias.

Llevamos años aceptando ese “todo está inventado”. Era la hora de que alguien aplicara la teoría con buen gusto un lunes cualquiera. Rock&Roll de 100 minutos.

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2 comentarios:

a_dra dijo...

Gracias por compartir a todos los que escribís reseñas/críticas, me gusta ver otras opiniones y esta, en especial, me gusta como está escrita.

Por los lunes de conciertos. Por salas en las que uno puede respirar, moverse y verles tocar. Por los martes zombies pero con melodías en la cabeza. Porque también somos rarAs.

¿era yo o la sala el Sol sonaba mejor que de constumbre? ¿o serían los strange boys? Les perdono hasta la timidez.

saludos!

Anónimo dijo...

La única pega fue que faltó más gente. Gran concierto!!